Alzar a la novia
Sin lugar a dudas alzar a la novia para traspasar el umbral del hogar es de las tradiciones nupciales más románticas, sensuales y emotivas, y lo asociamos ineludiblemente con sentimientos de armonía, prosperidad, felicidad y amor.
Como toda tradición, tiene un origen y una serie de motivaciones muy especiales que se van sumando con el tiempo, que la lleva a ser transmitida de generación en generación, manteniendo su vigencia en el tiempo.
Podemos ubicar a los antiguos pueblos germánicos godos, entre otras muchas culturas, como impulsores de esta costumbre.
Frente a la escasez de féminas en estas tribus, los godos iban a aldeas vecinas a buscar y raptar mujeres para desposar y tener descendencia, mismas que eran llevadas al hombro y por la fuerza.
Así, quien quería una esposa se haría acompañar de un hermano, familiar o amigo que le ayudara en el rapto y huida para no ser atrapados, figura que luego en el tiempo, daría origen al testigo de boda.
Seguramente en muchas ocasiones cada uno se haría de una mujer y se ayudarían mutuamente en la huida.
Se creía además que estos indeseables seres se acumulaban en los umbrales o puertas de entrada de las casas, por lo que el novio, protegiendo a su vulnerable amada, la alzaba en brazos al entrar al nuevo hogar, para evitar que tocara el piso y asegurar así un bueno y próspero comienzo.