Alzar a la novia

Sin lugar a dudas alzar a la novia para traspasar el umbral del hogar es de las tradiciones nupciales más románticas, sensuales y emotivas, y lo asociamos ineludiblemente con sentimientos de armonía, prosperidad, felicidad y amor.

Foto de Lauren Rader en Unsplash

Como toda tradición, tiene un origen y una serie de motivaciones muy especiales que se van sumando con el tiempo, que la lleva a ser transmitida de generación en generación, manteniendo su vigencia en el tiempo. 

Podemos ubicar a los antiguos pueblos germánicos godos, entre otras muchas culturas, como impulsores de esta costumbre.

Frente a la escasez de féminas en estas tribus, los godos iban a aldeas vecinas a buscar y raptar mujeres para desposar y tener descendencia, mismas que eran llevadas al hombro y por la fuerza. 

Así, quien quería una esposa se haría acompañar de un hermano, familiar o amigo que le ayudara en el rapto y huida para no ser atrapados, figura que luego en el tiempo, daría origen al testigo de boda.

Seguramente en muchas ocasiones cada uno se haría de una mujer y se ayudarían mutuamente en la huida.

En muchas culturas y especialmente en la antigua Roma, se creía que las felices novias eran quienes atraían, más que cualquiera, a los malos espíritus y se la buscaba proteger en todo momento, razón por la cual la tradición de usar el velo, entre otros muchos rituales, tomó tanta fuerza.

Se creía además que estos indeseables seres se acumulaban en los umbrales o puertas de entrada de las casas, por lo que el novio, protegiendo a su vulnerable amada, la alzaba en brazos al entrar al nuevo hogar, para evitar que tocara el piso y asegurar así un bueno y próspero comienzo. 
 
Esta costumbre toma aún más fuerza y justificación si tenemos en cuenta que se creía además que tropezar era una señal de mal augurio, y el vestido largo de la novia podría terminar jugando una mala pasada. 
 
Por otra parte, se tenía la creencia que quien entrara primero al nuevo hogar sería quien llevara las riendas del mismo, por ello alzar a la novia aseguraba al hombre ese rol, si bien con el tiempo, entrar juntos y al mismo tiempo al hogar pasó a ser un fuerte símbolo de igualdad y equidad en la pareja.
 
Con el tiempo, alzar a la novia se fue convirtiendo en toda una tradición acompañada de fuertes significaciones y simbolismos de armonía, buena fortuna y prosperidad.