Boda Gitana, alegría, jolgorio y pureza

Originarios del noreste de la India y descendientes de egipcios, los gitanos han peregrinado desde el siglo XI, y hacia 1950 han comenzado a establecerse en distintos puntos de Europa.

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La cultura gitana ha ido asimilando e incorporando componentes de las costumbres locales del lugar donde se establecieron, pero aún conservan intactas sus tradiciones más fuertes y arraigadas, entre ellas, la boda y su celebración.

Tradicionalmente entre los gitanos los noviazgos y matrimonios eran acordados y programados por los padres de los contrayentes, pero hoy día son los novios quienes eligen libremente a sus parejas.

Luego de pedir la mano a la familia de cada uno y cerrar el acuerdo matrimonial con un café, los prometidos se consideran novios, son aceptados por ambas familias, y a partir de allí  comienzan a pensar en los preparativos de la boda. 
 
Los gitanos suelen casarse siendo muy jóvenes, las chicas a los 14 años muy probablemente están ya comprometidas, y listas para casarse a los 17 años.

Esto hace que ya desde muy pequeñas sueñen con su boda, piensen en su vestido de larguísima cola, la interminable alfombra de pétalos que recorrerá, el festejo en andas de familiares junto a su prometido, todo cargado de júbilo, alegría, cantos y palmas, bajo una lluvia de monedas y almendras simbolizando la prosperidad y felicidad para la joven pareja.

La Boda

 
Según la región, son las costumbres de cada grupo gitano; hay bodas que suelen durar días, donde se lucirán distintos trajes y vestidos, y donde las fiestas parecerán interminables, reinando siempre la alegría y el júbilo.  
 
La comunidad gitana siempre se destacó por las grandiosas y magníficas celebraciones de bodas que realiza en honor al enlace de sus parejas. La tradición indica que los novios se casen por la iglesia evangélica o católica durante la mañana.

El júbilo colectivo los impregna de buenos deseos y es todo algarabía lo que acompaña la ceremonia. Hay regiones donde sólo se toma el rito gitano como válido.
 
Las novias vestirán los más lujosos y adornados trajes confeccionados especialmente para la ocasión por reconocidas modistas gitanas que se especializan orgullosamente en la confección de este tipo de vestidos.

Por tradición, el traje de novia no puede ser prestado, y generalmente es comprado por el suegro. El traje nupcial está compuesto por dos vestidos. Uno de color rosa que va por debajo, simbolizando la feminidad, y otro blanco simbolizando la pureza, que va por encima, y es el que más se nota y luce. 
 
El novio lucirá un traje convencional o típico, y en la ceremonia habrá también damas y pajes acompañando el cortejo, con indumentaria y vestidos apropiados y coloridos para la ocasión. Los padrinos de una boda gitana suelen ser los mismos padrinos del bautismo, aunque a veces son los tíos, y muy  rara vez serán los padres. 
 

La fuerza de la tradición 

 
Según la tradición gitana, los novios deben llegar vírgenes al matrimonio, aunque en muchas ocasiones el novio es eximido de esta exigencia.

El valor de la pureza de una novia gitana es tan codiciado como la vida, y según su tradición, si la chica no es virgen, no se podrá casar.

Una vez hayan contraído matrimonio, la ley gitana indica que el hombre debe ser absolutamente fiel a su mujer.  

El banquete

 
Por la mañana los hombres van a preparar el local donde se va a celebrar el banquete, allí se servirán los platillos típicos de la cocina gitana, preparados en todo su esplendor. Los mismos son impregnados por costumbres más localistas, pero no pierden jamás su identidad gitana.

Es una cocina muy sólida, de platillos fuertes, coloridos y sustanciosos en base a guisos y potajes donde el garbanzo y el azafrán son los protagonistas. La abundancia y variedad muestran un sello y estilo característico a este tipo de celebración.
 
El baile se organiza con un par de gitanos mayores que se colocan en el centro del salón con un bastón y se encargan de sacar a bailar, uno a las mujeres, y otro a los hombres. En algunas bodas se hace “la corbata”, que es echar dinero para la pareja, a cambio de un trozo de la corbata del novio.
 
Será un deleite ver al novio bailar con la novia en brazos, los invitados irán pasando uno a uno y dejarán más billetes a los novios. Luego las mujeres regalarán claveles a quienes han entregado tan generosamente el dinero.

Cuando el banquete ha finalizado, comienza el ritual propio y auténtico de la boda gitana, lo que se conoce con el nombre de  "ajuntamiento", prueba del pañuelo, o yeli.
 

La prueba del pañuelo, "ajuntamiento" o yeli

 
Finalizando el banquete, entre las mujeres casadas más cercanas a la familia, se llevan a la novia a una habitación especialmente acondicionada para el ceremonial.

Irán llegando más mujeres casadas para ver lo guapa que está la novia, y dar regalos a las madres de los contrayentes, para el futuro hogar del matrimonio. 
 
La novia será vestida majestuosamente, maquillada y preparada con sumo cuidado y esmero por tías y primas, en una verdadera fiesta de mujeres. La cama se vestirá con las sábanas y almohadones más bellos y deslumbrantes que alguien pueda imaginar, y se echarán  pétalos de rosas para recibir y cobijar  muy suave y delicadamente a la novia.
 
Llegará la "ajuntaora", mujer de gran tradición familiar, y encargada de comprobar si la desposada es virgen, mediante la prueba del pañuelo. Siguiendo la tradición, el pañuelo debe ser bordado y preparado con puntillas, sólo por las mujeres adultas de la familia.

Si el pañuelo sale manchado con tres rosas, la novia es virgen y se puede casar. Si no sale manchado, la chica no es virgen y se cancela la boda. En este ritual se pone en juego el futuro de la pareja, además de la concordia y el respeto eternos de las dos familias.
 
Los hombres y el novio esperan en la calle, mientras que  las mujeres solteras lo hacen en una sala junto a la que se celebra el ritual, aguardando ansiosamente el resultado de la prueba del pañuelo. 
 
La "ajuntaora" envuelve su dedo meñique con el pañuelo colocado en tres pliegues, y lo introduce con sumo cuidado en la vagina de la joven, éste debe salir con tres manchas de un color  ámbar casi blanco.

Estas son las tres rosas, y significa que la joven es virgen y se puede casar. A cada mancha se le anudará una cinta  blanca para que resalte, y se evidencie aún más su pureza. Con el tiempo estas manchas se volverán más  amarillentas y no habrá manera de borrar las tres rosas. 
 
Las mujeres que están acompañando a la novia comenzarán a entonar una "alboreá":
 
"En un verde prado sacó su pañuelo 
sacó su pañuelo 
salieron tres rosas como tres luceros 
como tres luceros
Ay!, levanta, levanta, levanta
Que se vean las enaguas blancas
Fueron tres rosas
fueron tres rosas 
fueron tres rosas"
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La "alboreá"

 
La palabra "alboreá" es una deformación de la palabra "alborada", amanecer, aludiendo a cantos al amanecer, y refiere a entonadas especiales que se interpretan sólamente en bodas gitanas. La letra de las coplas relatan el ritual del pañuelo para probar la pureza de la novia.

Los "cantaores" gitanos lo reservan sólo para las bodas, ya que cantarlo fuera de esas ocasiones puede traer mala suerte según las creencias gitanas. Se cantan luego del ritual del pañuelo, a ritmo de seguidilla o bulería.
 
"Este pañuelito blanco
que amanece sin señal
antes que alboree el día
con flores se ha de coronar
En un verde prado
mi pañuelo
nacieron tres rosas
como tres luceros"
 

La Fiesta

 
Tras la prueba del pañuelo estalla la fiesta. Las madres de los novios mostrarán el pañuelo al público, se legitimizará finalmente el matrimonio, y el júbilo y la algarabía conquistará y embriagará de felicidad a todos los presentes. 
 
Los hombres rasgarán sus camisas en señal de alegría y honor, y en la euforia todos cantarán y bailarán.

La novia se coloca en medio del salón para que los hombres la levanten en brazos, al tiempo que ella les pone una corona de flores en la cabeza.
 
Los novios son luego alzados en andas, bajo una lluvia de almendras confitadas, y pétalos de rosas, bailando y entonando diversos cantes de "alboreá" en honor a la novia.

Más tarde llegará la tarta, y mientras las mujeres cantan, los hombres van pasando de a uno, pinchando dinero que será para la Luna de Miel, a cambio de un trozo de tarta. 
 
"Se lo merece
 Se lo merece
 quien quiera tarta 
 que eche un billete
 Mírala, mira la tarta
 Mírala, mira la tarta"
 
Las tres rosas serán guardadas por la suegra o la novia como el tesoro más grande, ya que representa el mejor regalo que una joven le puede ofrecer a su familia y esposo.

Cuando se prueba la pureza de la novia, su familia pasa a estar bendecida y reconocida, ganando un mayor estatus ante la comunidad, lo que llena de gran satisfacción y orgullo. 
 
Para las mujeres gitanas, si algún día se perdiera esta tradición tan fuerte y trascendental que marca y fortalece  la unión y enlace de las parejas, dejaría de existir el pueblo gitano.